Es una de las grullas más grandes y raras del mundo. Alcanza una longitud de 140 cm y es alta y esbelta. Blanca en su mayor parte, tiene las patas y las plumas de la cola negras, y en los machos el rostro, la garganta y el cuello también son negros, mientras que las hembras presentan en esas partes tonos grisáseos. Como muchas otras grullas, tienen una mancha roja bien visible de piel sin plumas en el píleo.
La grulla japonesa se distribuye en dos poblaciones: una reside en la isla de Hokkaido, en el norte de Japón; otra se reproduce en regiones del norte de China, Rusia y Mongolia e inverna en el este de China y en la penuínsula de Corea. A pesar de no tener los pies palmeados, las grullas japonesas nadan bien y son básicamente acuáticas, capaces de alimentarse en aguas mucho más profundas que otras grullas gracias a la gran longitud de sus patas. No obstante suele pasar el verano en prados más secos, e inverna en marjales y arrozales.
Se reproduce en terrenos pantanosos en primavera y, como otras grullas, pone dos huevos, que incuba unos 30 días, de los que normalmente solo prospera una cría.
Cazada hasta el borde de la extiunsión en Japón a finales del siglo XIX es hoy una especie protegida pero la pérdida de su entorno sigue siendo una amenaza y el número de ejemplares se calcula sólo en 2000.
La grulla símbolo de Larga Vida, centro de poesías y haikus, es casi un animal legendario.
La grulla japonesa (Grus japonensis)
ResponderEliminarEs una de las grullas más grandes y raras del mundo.
Alcanza una longitud de 140 cm y es alta y esbelta.
Blanca en su mayor parte, tiene las patas y las plumas de la cola negras, y en los machos el rostro, la garganta y el cuello también son negros, mientras que las hembras presentan en esas partes tonos grisáseos.
Como muchas otras grullas, tienen una mancha roja bien visible de piel sin plumas en el píleo.
La grulla japonesa se distribuye en dos poblaciones: una reside en la isla de Hokkaido, en el norte de Japón; otra se reproduce en regiones del norte de China, Rusia y Mongolia e inverna en el este de China y en la penuínsula de Corea.
A pesar de no tener los pies palmeados, las grullas japonesas nadan bien y son básicamente acuáticas, capaces de alimentarse en aguas mucho más profundas que otras grullas gracias a la gran longitud de sus patas.
No obstante suele pasar el verano en prados más secos, e inverna en marjales y arrozales.
Se reproduce en terrenos pantanosos en primavera y, como otras grullas, pone dos huevos, que incuba unos 30 días, de los que normalmente solo prospera una cría.
Cazada hasta el borde de la extiunsión en Japón a finales del siglo XIX es hoy una especie protegida pero la pérdida de su entorno sigue siendo una amenaza y el número de ejemplares se calcula sólo en 2000.
La grulla símbolo de Larga Vida, centro de poesías y haikus, es casi un animal legendario.